"de par en par" es un espacio de trabajo y de encuentro entre los alumnos de los talleres de teatro y claun de silvia aguado.
para compartir, mostrar, abrir la puerta de par en par, a los pares de aventura.

09 mayo, 2012

SER BIOS


bios. bios bios. brios de ser. historias. son ellos. algunos de ellos.
aqui estan.
aqui son.
aqui van:


grupo de montaje 2012

GE


¡Tarde! Llegué tarde. 6 años y 3 hermanos después, llegué. Inesperadamente. De sopetón. Re-abrí la famosa y horrendamente llamada “fábrica”. Como buena sorpresa, decidí venir un 6 de enero. “Regalito de reyes” decía mi mamá. ¿Me habrán dejado en un zapato? ¿Vine en camello? ¿Crucé desiertos? Quizás por eso me demoré. No es tan fácil eso de venir al mundo. Y yo, nacida bajo el sol de capricornio, siempre supe tomarme mis tiempos.
Mi casa vieja, mi lugar en el mundo. Nunca vacía. Siempre familia y amigos, hermanos, primos, la casa del pueblo. Infancia muy feliz o muy idealizada, no lo sé (aunque qué importa). Y será por eso que algo de mí nunca quiso crecer.
Tanto me gustaba estar en mi casa que tener que ir al jardín me parecía una locura inentendible. ¡Me rehusaba! Me rehusaba haciendo todo tipo de artimañas para escaparle al asunto: hacerme la dormida, acusar dolor de loquesea, llorar hasta conmover a mi madre, incluso ya de más grande calentar termómetros con lamparitas prendidas.  En el colegio siempre me sentí sapo de otro pozo, sin embargo hasta los 12 años fui la alumna ideal. Todo 10, súper premiada por mi desempeño y compañerismo, hasta ganadora de medallas en atletismo. Pues bien, todo eso cambiaría al llegar la Adolescencia (ruido de truenos). Me cansé. Dejé de estudiar. Me llevé materias. Del deporte ni noticias; me transformé en dormidora profesional de siestas maratónicas. Aprendí a pegar portazos, a odiar a mis padres, a amar a mis amigas, a falsificar documentos, a disimular resacas.  Rebeldía, que le dicen.  Pero como ya mencioné, soy una chica que sabe tomarse sus tiempos. Entonces llegué tarde al primer beso. Y a la primera vez. Y al primer novio. Mucho llanto. Y mucha risa. Y mucho todo. Recuerdo esos años como los peores y los mejores al mismo tiempo. Amistades, amores, deseos, desilusiones, todo todo pasaba a mucha velocidad e intensidad.
Después, el vértigo. El vértigo de hacerse cargo. Abandonar la rutina impuesta y empezar a decidir. Nunca fui muy buena tomando decisiones. Dejar carreras por la mitad. No saber qué hacer. Trabajar. Renunciar. Trabajar. Renunciar. Buscar. Buscar sin saber bien qué, pero nunca dejar de buscar. Descubrir cosas nuevas. Descubrir el teatro. Descubrirse. Sorprenderse. Aprender a aceptarse. Aprender a reírse con todo el cuerpo. Conocer mucha gente nueva. Mucha gente que ve el mundo parecido a como lo ve uno. Dejar de sentirse tan sapo de otro pozo. Encontrar un pocito y sentirse parte de él. Encontrar MI pocito, si es que existe uno… o dos… o tres... En eso estoy, en eso ando. A paso lento pero seguro. Porque así soy ¿ya lo dije? Una chica que sabe tomarse sus tiempos.


06 mayo, 2012

EFE


Nací, un friísimo sábado a las 1305 horas, algo que marcó mi odio por el despertador posteriormente (no me gusta levantarme temprano) y mi amor por los sábados. El frío igual nunca me gustó.
Siempre curiosa, con cierto déficit atencional y dislexia que con los anos etiqueté como: estoy siempre a mil.
Fui fumadora pasiva de polvo de construcción y ahí entró a escena la pulmonía y la internación. Cuando volví a mi casa, mi abuela decidió que mejor era mejor inhalar pelos de gato y me regaló una bolita gatuna que siempre me acompañó. Después también siempre mis juegos imaginarios y un juego de química que amaba. No veía mucha tele porque me daba vergüenza que los actores me vieran en pijama. Y cuando me preguntaban “qué vas a hacer cuándo seas grande?”, yo respondía: “fumar”…y que sé yo, capaz por eso se asustaron y me mandaban a hacer de todo, tal vez para que tuviera un futuro más promisorio: empecé jardín a los 3, fui a danzas y de ahí en más de todo!
Secundaria,  fumé! Primer novio. A partir de ahí ingresaría en un mundo Capuleto-Montesco del que todavía me encuentro tratando de salir. Más adelante la facultad y mi taller. Empecé a trabajar a modo de experimento social y porque mi vieja me instó muy urgidamente, más lo último que lo primero. Ahorré plata y empecé a mostrar mis dotes de hormiguita viajera. El amor me llevó a otras latitudes.  Como toda historia capuleta-montesca terminó en la toma del veneno.
Siempre me dio miedo eso que leí de que “cuando uno viaja tanto, corre el riesgo de hasta ser extranjero en su propio país” pero nunca me lo creí mucho y como a mi me encantan los experimentos (acuérdense del juego de química) seguí probando hasta que retorné y ahora me encuentro en la búsqueda número...? Qué número?



E


Conocí a X hace 26 años, 1 mes y 19 días.
X, que es una ella, nació a las dos de la tarde. Nada de urgencias. X es gente de tomarse sus tiempos. Hasta para nacer. Hasta para todo.
X es: fanática  de las camas elásticas. Impuntual. Gustosa  de los chicos con ojos color azul, jipis y cantantes de fogón, que por lo general, no le dan bola. Bailadora descoordinada de cumbia y cualquier otro ritmo. Fana mal de bailar desenfrenadamente. Perdedora de cosas ajenas y propias también, pero sobretodo de cosas ajenas. Devota de la pizza de rúcula y jamón crudo. Mandadora de mensajes inoportunos. Inoportuna. Mandona.
Familia grande, infancia feliz. Hermanisima.
De chica supo tener algunos temitas con el manejo de la ira y de los enojos, por suerte los supero hace mucho mucho tiempo atrás.
En el top 5 de papelones en la vida de X, esta la anécdota de cuando entro tarde al aula de la clase de sociología y por mirar fijo a los ojos al profesor (que le gustaba mucho), se llevo por delante los bancos tirando dos de ellos. Todo esto frente a un aula llena de gente.
Entro al amor por la puerta grande a los 14 años, y hablando de puertas, dio su primer beso a los 13 en la puerta del colegio secundario al que asistía.
Fue tarde al (a la) matinée, pero temprano al boliche. Eso le genero conflictos internos que hicieron que la primera noche que salio se volviera a la casa a las 1 am, porque creyó que no estaba preparada para entrar al boliche. Looser.
A X  le gusta quejarse. Un poco de todo y un poco de nada. A veces con razón y otras por hobbie nomás. Lo practica desde chiquita.
Sé que tiene un poco de alma de jipi, que le gustaría irse a vivir a la montaña, no sin antes pasar por Paris un tiempo. No seria la primera vez que se va a vivir a otros lados. Con 18 años aun no cumplidos, se fue de la casa de sus padres en busca de algo. Aun sigue buscando ese algo. No sabe que es ese algo. Pero sabe que lo va a encontrar. Cree estar cerca. Se tiene fé. X es una chica que ve los vasos mitad llenos.


DE


Nací un otoño y fui proporcional a mi entorno durante unos diez años. Ahora me veo en esas fotos y soy consciente de esa insignificancia cómoda que me alojó en esos tiempos. Ahí podía dedicarme a mis hobbies: meditar y estimularme con aromas variados. Hacía la mía, como suele decirse.  Luego vino él: Marquitos Ditorri, de quinto grado, quien dijo EL adjetivo que me marcó durante toda la pubertad.  Este desagradable puso fin a la linda indiferencia con la que todos me trataban. Puso los puntos sobre las íes. Narigona: Alto significante, che. Y a partir de ahí mi compañera no pudo hablar más con varones, ni yo sentir ese olorcito a colonia Pibe’s. Ella pensaba que si en un asalto la sacaban a bailar un lento era por una apuesta, y que nunca se iba a casar porque a los feos no les tocaba.
Por suerte, su cara  empezó a crecer, su cabello a inflarse y también sus granos brotaron vertiginosamente. Todo se volvió sebáceo y me resultaba desagradable estar rodeada por semejante geografía.  Pero así yo fui perdiendo protagonismo. La abuela de mi compañera dejó de decirle para consolarla que Barbara Streissand era interesante, que las mujeres de los cuadros renacentistas también lo eran, y que Pakal, el emperador maya, se agregaba nariz porque era símbolo de status.
Aquí, hoy, veo que cada tanto ella intenta ponerse bizca y no lo logra. Creo que no quiere verme más de lo necesario y que en parte se amigó  con mi existencia pero tampoco quiere forzar encuentros. Yo no tengo la culpa de que los ritmos de crecimiento sean tan dispares. Dicen que historizarse ayuda a elaborar temitas; ser la primera nariz con conciencia de sí me está haciendo un poco feliz. Enhorabuena.


CE


Vi la luz un 5 de Enero de 1984, aproximadamente a las 21:15, aunque se puede decir que mis células se estuvieron gestando desde que mis padres consumaron el acto amoroso, allá por abril del ’83.
Infancia atolondrada, maldito andador que me partió los dientes y que después me crezcan como conejo.
“de donde venimos?”  “tu papa, le pone una semillita a tu mamá en la pancita” “aaaah”, yo me imaginé que mi papa agarraba una semilla tipo de naranja, y se la ponía en el ombligo a mi mamá.
De chico le juraba a mi mamá que cuando sea grande le iba a comprar una casa para ella sola para que nadie la moleste.
Habilidoso con las manos, torpe con los pies, me gustaba pegarle a los tachos de pintura y a las cacerolas de mi vieja, me anote en festilindo y frecuentaba canales de televisión mostrando mi habilidad.
Me encerre en un family game, me crecieron el pelo y las uñas y las medias de mujer invadieron mis brazos, la rebeldía de no estar nunca en casa, robar alfajores en los quioscos y vender fichas de video juegos a los niños ricos.
Un dia cualquiera me levanté rayado y abandone 5to año, grabe un disco en una semana, me rastrearon mis compañeros y me gritaban “volvé, te queremos” y yo les dije “ok, el lunes vuelvo” MENTIRA, nunca mas volvi…
A laburar, me burle de mis jefes, me echaron, pinto la gira loca musical, perdi mi inocencia, mi mochila, mi vergüenza, mi conciencia mental, y algunas neuronas a corto plazo.
Volvi, flaco, mas flaco, otra vez, la aburrida vida social, 2 años de hermosa convivencia matrimonial que de un dia para otro se esfumaron sin anestesia dejándome con el alma desgarrada por un tiempo.
De bar en bar, para olvidarla me fui reconstruyendo, pidiendo monedas en los subtes, hablando con desconocidos, tocando canciones cursis con vagabundos, sabían antes de nacer fui loco y vagabundo?
Soy un mantenido, una estrella flotando en el mar, cuando este seque y me choque contra el piso, entenderé la palabra: MADURAR.


BE


Muchas veces me descubro pensando en algo que me dijo una vez mi papá: “uno siempre se acuerda de la primera vez que hizo alguna cosa, pero nunca sabe cuál será la última”. Creo que la frase no era así. Era más bien un paralelismo, era algo como “uno siempre se acuerda de la primera vez, pero nunca de la última” o “uno recuerda la primera vez que hizo algo, pero no la última”. De una u otra forma, creo que siempre mantengo esa mirada retrospectiva. Muchas veces me descubro midiendo el tiempo hacia atrás e inventando imaginarios e irrelevantes aniversarios. “Hace diez años”, me digo, “conocí a una persona”, “hace diez años”, me repito, “también empecé la facultad, hace una semana, en esta hora, desbordó el agua de la terraza y se arruinó la pared, hace cuatro meses, un día como hoy, dejé de pagar el monotributo, hace tres años y veintisiete días tengo este trabajo”. En algún sentido, termino concibiendo los días como finas capas de una cebolla, translúcidas y superpuestas, que puedo atravesar sin mayores complicaciones.

I.
                 Este último jueves, le dieron el título de médica a una de mis mejores amigas de la infancia. Tiene 29 años y es médica. Es doctora. Cura gente, de verdad, o sea, es médica. Cuando éramos chicas, me acuerdo, ella decía que quería ser médica forense y a mí me parecía que ese decir podía asustar a otros: “¿Qué querés ser cuando seas grande? Médica, médica forense”. Ahora, ella reniega de esas decisiones. “Si volviera a elegir, sería ingeniera porque la medicina es una mierda”, me hizo saber la semana pasada. Muchos años esperando una vocación que ahora ya se desdibujó ahogada en el sistema, o en la adultez, que es un poco lo mismo.
                 Lo que me gusta de nuestra amistad es que siempre tendemos a pesar las cosas de la misma manera. Por ejemplo, el otro día me dijo que unos amigos de ella se iban a casar, que él tuvo millones de aventuras, que ella dejó todo por él, que están felices. Yo pienso “¡qué horror! No les va a durar la felicidad” y me calló porque lo que pienso es horrible. Y, entonces, en medio de esa soledad del pesimista, ella, mi amiga de la infancia, la médica, la doctora, mi amiga dice “con todas esas aventuras, y ella, dejando todo por él, no van a ser felices mucho tiempo”. Sonrió. Con ella, me siento menos sola en mi pesimismo.
                 Cuando salió de recibir el título, me dijo que no le salió ni una sola lágrima. Yo había llorado a lágrima viva. Siempre que la veo venir hacia mí, es como si caminara por el patio del colegio. Pasaron veinte años y para mí, ella está igual que siempre, solo que ahora tiene 29 años, es médica, es doctora y cura gente.

II.
                 Este año hace diez años que empecé la carrera. Hace diez años estaba cursando la materia que ahora enseño. Miro a mis alumnos y deseo profundamente que en diez años ellos estén donde hayan querido estar, tal como me sucede a mí ahora. A pesar de que todo cambio, todo sigue igual de alguna manera.
                Durante ese primer año, en una materia, nos pasamos tres meses analizando un cuento de Saer. Un cuento horrible de Saer. Sombra sobre vidrio esmerilado. Recuerdo dos cosas de ese cuento: “hay que romper la camisa de fuerza del soneto” y “a veces es necesario que todo cambie, para que todo siga como siempre”. Que recuerde esas dos cosas quizá implique que el cuento no era tan horrible. En ciertos momentos, vuelvo a esa historia y descubro, siempre novedosamente y con sorpresa que la frase en verdad dice “Y he descubierto que muchas veces es lo que cambia en una lo que le permite a una seguir siendo la misma”. Todavía no decidí si las dos expresiones son antagónicas o no. Por momentos, creo que no, por momentos tengo la certeza de que sí.

III.
                 La primera vez que tomé un café tenía como siete u ocho años. No era un café lo suficientemente bueno como para justificar  la pasión que desató desde entonces. Seguramente, el hecho de tener una alergia al chocolate, de no poder tomar la chocolatada diaria ponía en evidencia la falencia de poseer una bebida propia e identificatoria en desayunos y meriendas.
                 Mirábamos televisión con mi mamá y mi papá. Mi papá y yo siempre nos sentábamos en el piso del living y mi mamá se ponía en una de las sillas de la mesa. Siempre fueron posiciones tan naturales que no recuerdo cómo ni cuándo ni si hubo una decisión explícita para la elección de cada sitio. Debió ser, claramente, pura arbitrariedad.
                 Lo cierto es mi papá tenía una taza pequeñita con una bebida oscura y amarga, y a esas alturas ya bastante fría también. Hice la pregunta pertinente “¿qué es eso?, ¿puedo probar?”. Mi  papá miró a mi mamá o mi mamá miró a mi papá. Se miraron. Y yo probé el café en una especie de rito iniciático. No me gusto, por frío, por amargo, por oscuro. “Con leche te va a gustar más”, dijo mi mamá. Y sí. Tenía razón, como siempre tienen razón las mamás.


A

Mis padres se embarazaron de mi antes de casare. Para aquellas épocas era un pecado (para algunos en estas épocas también lo es). Ellos me dijeron que nací de 7 meses (de esa manera el cálculo sería que me concibieron en la luna de miel) pero no estuve en incubadora, o al menos no hay recuerdos de eso. Como sea, gracias o desgracia a eso, estuvieron juntos (ahora ya están separados, quizá si no hubiese sido por mi nunca se hubiesen casado) y tuvieron a mis 3 hermanitos que amo. Vine al mundo en plena vuelta de la democracia, justo un año después de la guerra en Malvinas. Paso tan poco de eso, que todavía hay problemas diplomáticos. Nací en un pueblo que tiene nombre de Presidente de Estados Unidos, Lincoln, donde mis bis abuelos escapando de la guerra en el Líbano terminaron allí. Pueblo chico, infierno grandísimo. Ahí fui feliz, y tuve una linda infancia de juegos, danza, teatro, amigos, bicicletas, tardes con amorosos abuelos. Soy cero deportista, aunque confieso que una vez gané competencia de velocidad, ¡mira si era rapidita! Crecí y mis padres me mandaron a la “capi” para que estudie “algo”. Estudie derecho para hacer justicia, pero ya me di cuenta que la justicia no existe, estoy en el horno!. Me gusta el derecho penal. Soy muy culo inquieto, por eso además estudio teatro, tengo un blog y me queda pendiente ser cantante. Aunque no parezca, soy romántica y tengo un novio que amo. Seguramente pronto y antes de ser cantante, tengamos hijos! Además amo ser tía!



origen

“de par en par” surgio a partir de la necesidad de producir encuentros entre los alumnos de los distintos talleres que dicto. esta es una tarea colectiva. y paradójicamente, el actor suele tender a quedarse solo. a creer que es solo. y a que las cosas llegan de afuera. creo que estar en contacto con la gente que esta en el mismo proceso que uno, sirve para activar, incentivar, despertar: ganas, ideas, proyectos, dialogos, reflexiones y tantisimas cosas mas. estar con los otros. juntos. poder abrir la puerta. para seguir jugando. o para encontrarse a pensar.

el primer encuentro de puerta abiertas de “par en par” estaba previsto para el lunes 6 de julio. la fecha elegida resulto estar dentro del alerta sanitaria por la gripe a. y dicho encuentro especial quedo postergado para mas adelante.

entonces, este blog surge. aparece la necesidad de no postergar el compartir. aunque lo que compartamos, en este caso, este teñido de otros temas. actuar. obrar. hacer. “¡entonces, escribamos!”. que es una manera. que el primer encuentro de trabajo, postergado por la realidad, se vuelva tarea y sea ficcion!

y aca estamos. trabajando.

un dis-PAR-ador: el miedo

el artista toma la realidad, la pasa por sigo mismo, se deja atravesar por ella, y con lo que le sucede a partir de ella, crea. el artista produce a partir de lo que lo rodea y desde lo que le sucede a el con ella.
el miedo que hay afuera, en la calle. y el miedo que hay adentro, en uno mismo. a veces coinciden. otras no. el miedo es uno de los temas que giran en torno a estos dias. y todos lo tenemos en comun. o por mucho o por muy poco.
lo que cada uno percibe del mundo a partir de si, y lo que a cada uno le pasa con esa realidad, fue el motor de estos trabajos. el miedo funciono como disparador. para trabajar. para reelaborar. y crear. el miedo como punto de partida. y a veces, de llegada.
podemos coincidir o no con el gusto del otro. con como el otro vive lo que pasa y con como le pasa.
considero que lo importante es poder hablar. poder hacer. no tapar. compartir juntos lo que nos pasa, trabajar con aquello que nos pasa, y poder vivirlo junto a otros, es una manera de estar menos solo.

lo que veran a continuacion, pertenece a un espacio de creacion. es trabajo. es ficcion. es lo que nos convoca: nuestra tarea en comun.

silvia aguado.