M + M

Sr. Miedo:

Quisiera comenzar disculpándome por tan formal y distante encabezado. Sinceramente no sabía cómo empezar esta carta. Son muchas las cosas que se me ocurren decirle, pero no se me ocurría cómo nombrarlo. Consideraba hipócrita empezar la carta con “Querido Miedo” o “Estimado Miedo”, como normalmente uno empieza las caratas, ya que a pesar del profundo respeto siento hacia usted (tampoco sé si tutearlo, aún no lo decido, creo que voy a optar por no tutearlo), y de todos las años que pasamos juntos, ni “querido” ni “estimado” reflejan los sentimientos que usted despierta en mi. Así mismo, comenzar una carta con “Temido Miedo”, si bien se acerca más al sentimiento que usted genera en mi persona, por un lado, lo considero muy extremista, y por otro, era darle el gusto de saber que está cumpliendo con su función y no tengo ganas de que eso se interprete de esta carta. No me mal interprete, no es que piense que usted no hace bien su trabajo, sino que tampoco quiero inflar su ego y que después sea peor conmigo.

Parece ridículo, pero escribirle esta carta me está estresando un poco y, debo aceptar (quiero advertirle que soy una persona muy sincera con mis sentimientos), que pensar qué decirle y cómo decirlo, me genera una sensación rara, un poco de náuseas, algo de dolor de panza, y sinceramente, me dan ganas de no hacerlo. Pero sí, voy a aprovechar esta oportunidad y voy a decirle lo que pienso…aunque siempre con mucho respeto, ya que valoro profundamente su profesión.

Algo que quiero preguntarle desde chica, desde aquel viejo temor a que las cucarachas (que invadían todo el piso del cuarto) trepen por la cama marinera, desde miedo a apagar la luz o a que aparezca el payaso asesino…(no creo necesario seguir haciendo un recuento de todos mis viejos temores ya que sé que usted lleva un prolijo inventario de los mismos). La cuestión es que desde aquellos tiempos quiero preguntarle algo: ¿usted ha tenido miedo alguna vez?, ¿ha sentido ese miedo incontrolable, donde la irracionalidad tiene su lugar y todo, absolutamente todo es posible y uno pierde el control sobre sus sentimientos, paralizándose y/o experimentando diversas sensaciones? Y cuando digo que todo es posible, digo TODO, como por ejemplo pensar que tus papás en algún momento van a abrir un cierre que tienen escondido entre el pelo y se van a sacar su disfraz de seres humanos para dar lugar a su verdadero cuerpo verde y gelatinoso, de extraterrestres.

El mundo de los miedos es todo un Mundo (sí con mayúsculas), creo que usted lo sabe bien, pero no estoy segura de que haya experimentado, alguna vez en su vida, ese sentimiento de impotencia, pavor, parálisis, escalofrío, tembleque, tartamudeo, náuseas, que usted produce. Creo, o quiero creer, que no lo experimentó porque de haberlo hecho, nunca hubiese elegido dedicarse a tan terrible y traumática profesión. Yo pienso, o intento pensar, que usted es una buena persona y que sus intenciones no son malas. (Como observa, soy una de esas ingenuas personas que creen en “la buena intencionalidad de la gente”.) Por eso me interesa saber si hace su trabajo sabiendo lo que genera en la gente o lo hace desconociendo las consecuencias de sus actos. Si lo que hace, lo hace concientemente, es otra la historia y es otra cosa lo que voy a pensar de usted. Lo aclaro, porque quiero ser sincera y quiero que usted también lo sea. Si tengo que pensar que usted es un sádico y un reverendo hijo de puta que se dedica a arruinar las horas de sueños (y de vez en cuando, las de día también) de la gente “grande” y de los inocentes niños, quiero saberlo. Disculpe si me puse violenta o si le falté el respeto o sonó mal lo anteriormente dicho, pero es que realmente quiero saberlo.

Por último, tengo ganas de pedirle (también desde hace tiempo), si es posible, es su horario de trabajo. Pienso que debe tener alguno, y si bien parte de su trabajo consiste en lo imprevisible del mismo, me gustaría saber más o menos en qué horas del día se dedica a aparecer y asustarme. No piense que si me da esta información, su trabajo corre peligro, nada de eso. Simplemente me gustaría estar un poco preparada, un poco nada más…usted me entiende. Sus apariciones son tan diversas e inoportunas que un poco de previsión de las mismas me ayudaría a tener una vida casi normal y a no paralizarme ante cada forma y momento en que usted se le ocurra aparecer. No me parece justo que usted sepa todo lo que hago de mi vida y yo no pueda siquiera saber qué día de la semana me vendrá a visitar.

Por ahora no tengo nada más que decirle, espero que no se malinterpreten mis preguntas, las hago desde la más profunda sinceridad y con mucho respeto sobre el trabajo que usted realiza. Entiendo que lo que usted hace no es una tarea sencilla, pero son tantos los años que pasamos juntos y que aún quedan por pasar (espero…), que tengo la intención de que sean lo más amenos posibles y que podamos, de una vez por todas, convivir armoniosamente (al menos que algún encuentro así lo sea).

Sin más, me despido hasta el próximo encuentro (que, como menciono, me gustaría saber qué día y en qué rango horario tendrá lugar).

Mis más cordiales saludos (aunque tal vez no tan cordiales, dije que soy sincera). Espero que en estos días tenga otras ocupaciones (no me malinterprete, es que sinceramente no me convendría que apareciera en estas fechas), pero se haga un tiempo para responderme. Usted sabe donde encontrarme.

Manuela, 1er año

Maite, 2do año (fotografia)