Estoy cansada… ¡Harta de ustedes! Seguro que me están persiguiendo desde que nací! ¡O peor, desde que estaba en la panza de mi madre! ¡No puedo creer las ganas que tienen de joderme la vida!
¡Siempre los quise alejar, disminuir, destruir! ¡Pero no hay caso! Siempre siguen ahí, rondándome, atosigándome…. ¡Ininterrumpidamente!
¿Qué sentido tiene torturarme?, ¿Qué sentido tiene dejarme noches, y noches sin poder dormir? Si, noches y noches recorrieron todos los recovecos de mi mente, ocupándose de que me desespere pensando que algo iba a pasarle a cada uno de mis familiares, o a cualquiera de mis seres queridos.
¡Toda una vida atada, toda una vida inmovilizada! Sin poder dar los pasos que mi interior me dictaba. Incapacitada de expresar mis sentimientos, y mis opiniones. Me dejaron apenas una voz casi inaudible. ¡Me impidieron ser! Por su culpa me perdí a mi misma. Me olvidé de cómo era. ¿Quién soy? ¿Qué quiero? … Me dejaron vacía. Sin motor, sin aspiraciones, sin pasiones, sin sueños. Me negaron la posibilidad de ser yo misma, me mataron. No soy más que una imagen. Una maqueta de papel moldeada por las manos de esta sociedad superflua.
Trato de ser más fuerte que ustedes. Creo que alguna vez pude. Pero empiezo a creer que me van a acompañar siempre. A veces más de cerca, a veces, quizás yo pueda darles la espalda.
Les juro que no hace mucho pensé, y hasta llegué a sentir que los había derrotado. Que ya no podían con migo. Me parece que hasta llegué a conocer la libertad. Si, el placer de flotar por donde la música de mi alma me lleve, disfrutando cada momento. Siendo dueña de cada uno de mis movimientos.
Cuando me di cuenta de que estaba por primera vez sola, pero llena de mí… sus ojos penetrantes me enfrenaron otra vez. Con cada inspiración ustedes se iban apoderando de mí. Pero no se iban cuado expiraba. Mi cara y mis manos llenas de tensión, se iban poniendo duras. Ya no podía doblar mis dedos. Ya no podía mover mis labios para pedir ayuda. Estaba otra vez inmovilizada. Atrapada. Por suerte unas manos amigas me ayudaron. Me contuvieron, y me acariciaron. Mis pulmones quedaron llenos de angustia. Todo mi cuerpo se desinfló. Quedé chiquitita, muy chiquitita, en medio de la inmensidad que me rodeaba. Tan débil, tan insignificante, tan de papel.
Agustina, Entrenamiento
2 comentarios:
agus, me identifico mucho con algunas cosas que pones! pero ahora leamos atentamente las instrucciones de los chicos, así lo podemos combatir! No nos perdamos a nosotras mismas!
Ahora sabemos que hay que saltar SOBRE las espinas y no CONTRA!
Publicar un comentario